No digas que ambas. (*) |
A veces imagino la empresa en sentido genérico, como una esfera, una mandarina digamos. En el lado superior está la administración racional, las 4 “p”: Perfiles, protocolos, políticas y procedimientos. En el lado inferior está la gestión intuitiva; Los individuos, las juntas y el “sentido común”. La esfera no es opaca, es translúcida, inevitablemente si se mira por arriba, lo intuitivo pasa a segundo plano. Si en cambio se mira por abajo, no se dejan de percibir lo racional, pero simplemente no es tan importante.
Si reconoces estas señales en tu empresa, tienes dos opciones: O creas cultura en torno al hemisferio de la esfera en la que estas o emprendes un camino honesto hacia aquella mitad en la que quieras estar. Reconociendo tu posición en la esfera ya estás dando un primer paso en el camino correcto, cualquiera que este sea para ti. ¿Como saber que medidas tomar? Si estas en la mitad inferior tomas las decisiones por… intuición, digamos. Así que te dejo una “prueba del ácido” bastante simple: Imagínate que tu empresa la franquicia 100 veces. Eso es todo, así de simple. ¿Juan es el bueno? Ok, muy bien, ¿Juan es franquiciable? ¿No? Entonces es obvio que es mala idea depender de Juan y por lo tanto hay que perfilar su puesto. ¿Juntas con todos los involucrados? ¿Podrías hacer eso entre 100 oficinas geográficamente dispersas y con diferentes dueños? ¿No? Mala idea entonces, es tiempo de establecer protocolos, implantar un sistema, crear políticas, usar herramientas. |
Organizacionalmente hablando, ¿qué se hace en cada caso? En el caso de la mitad superior, lo más económico y eficiente es tener pocos “expertos” que establezcan y modifiquen los estándares, y un área de auditoria que continuamente esté detectando y corrigiendo desviaciones… y muchos novatos que sigan el manual. Gastas mucho en pocos y poco en muchos, así controlas tus costos. Es racional, tiene sentido.
En el caso inferior obviamente no tienes estándares ni manuales y la documentación más bien es un tip. Ahí tienes un puñado de “héroes” y gente más o menos experimentada en general.
Ser la mitad superior es natural y deseable para un gran corporativo o bien para una startup que ha decidido crecer. De hecho tiene que serlo para mantener tus costos bajo control, de otro modo vas a gastar demasiado.
Igualmente ser la mitad inferior es natural para una startup. Una startup tiene que ser rápida y flexible y eso requiere confiar en las personas, tener una comunicación amplia y abierta entre todos y mucha intuición para tomar decisiones.
Ambas mitades tienen su lado bueno.
También es una cuestión cultural. En Latinoamérica son pocas las empresas que han logrado con éxito pasar de la mitad inferior de la esfera a la superior. Recuerdo en particular una empresa panificadora, algunas restauranteras y otra dedicada a los vinos y licores. Han pagado altos precios, pero cultivan los beneficios. Tristemente son las excepciones, no la regla. Otras, las más, logran un cambio de la noche a la mañana vendiendo la empresa a grandes conglomerados extranjeros que por supuesto son de mitad superior. Irónico es que los que venden creen que la empresa no aguantará, que la gente renunciará y todo colapsará, pero generalmente no resulta así.
(*) ¿Por qué advierto que no digas que estas de los dos lados? Porque eso significaría que no estás en realidad en ninguno. Eso implicaría necesariamente que no te acabas de decidir y que eres de hecho el peor de los casos, que tu criterio es tan volátil como el color de tus calcetines. Déjame adivinar… te llamas a ti mismo líder, innovador, crees que rompes paradigmas… pero la gente que te rodea te llama errático, impredecible, un riesgo. Si crees que estas en los dos lados es tiempo de madurar y decidir de que lado estas. No es malo ninguno de los dos. Lo realmente malo es no ver la difieren.
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Héctor Isais es Experto en tecnologías de la Información y Jefe de Inovación en el Centro de Investigación en Neurociencias Aplicadas (CINA)
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